jueves, 2 de agosto de 2012

Carta Pastoral colectiva sobre el Rotary Club

Esta carta de 1929 de la Junta de Metropolitanos españoles sigue vigente y el tiempo transcurrido no la desvirtúa, porque la condenación de los rotarios no es empírica, sino analítica, y los componentes de la ideología del Rotary que censuran, lejos de haber caído en desuso, hoy se reafirma. Esta carta no ha sido derogada por ningún documento. El 4 de febrero de 1929, la Santa Sede prohibe a los sacerdotes participar en reuniones rotarias ya fuera como miembros o como invitados [el famoso «non expedire»]. Esta prohibición se reitera mediante Decreto de la Sagrada Congregación del Santo Oficio de 20 de diciembre de 1950.

FUENTE: Revista Verbo, nº 311-312, 1993 pp. 215-217 





La pastoral colectiva sobre el Rotary club

Tiempo hace que vienen preocupándose los prelados del desarrollo de España de ciertas instituciones de carácter neutro entre los católicos, y en sus conferencias episcopales y reuniones arzobispales han tratado por diversos medios de atajar el peligro.
Mas en vista de que las gestiones privadas no han sido suficientes y de que las referidas instituciones no solamente van adquiriendo carta de ciudadanía en esta nación católica, sino que están consiguiendo con su labor de propaganda nuevos ADICTOS EN EL CAMPO CATÓLICO, con grave detrimento para los sagrados intereses de las almas, los reverendísimos metropolitanos, interpretando el sentir unánime de todo el Episcopado, creyeron era llegado el momento de cumplir con una de sus gravísimas obligaciones pastorales: la de amonestar al pueblo fiel acerca de la obligación grave de abstenerse de formar parte de estas asociaciones que no están conformes con el espíritu de nuestra Santa Madre la Iglesia Católica.
Mientras en la ciudad de Dios nuestro Santísimo Padre Pío XI, Pastor de Pastores, esfuerza su celo apostólico para lograr la paz de Cristo en el Reino de Cristo, lema de su pontificado; restaurando en Cristo todas las cosas, lema del pontificado de Pío X, y reconciliando a los hombre con Dios, lema de Benedicto XV, en la ciudad del mundo parecen más activos los esfuerzos por defender ciertas asociaciones que, informadas por el laicismo condenado por Su Santidad en la encíclica Quas Primas, se oponen a la realeza de Jesucristo, proclamada en el misma encíclica, y son grave obstáculo a  la restauración de todas las cosas en Cristo, a la reconciliación de los hombres con Dios y a la paz de Cristo en su Reino.
Siendo sacratísimo deber nuestro, según el canon 336[1], párrafo segundo, “velar porque en el clero y en el pueblo se conserve la pureza de la fe y de las costumbres”, estimamos necesario recordar a todos los fieles el exacto cumplimiento del canon 684 del vigente Código Canónico[2], que dice así: “Son dignos de alabanza los fieles que dan su nombre a las asociaciones fundadas o a lo menos recomendadas por la Iglesia; mas guárdense de dar su nombre a las asociaciones secretas, condenadas, sediciosas, sospechosas o que procuran evadir la vigilancia legítima de la Iglesia”.
La asociación titulada International Rotary Club, conocida entre nosotros con el nombre de los “Rotarios”, recientemente condenada por algunos de nuestros venerables hermanos, y que hace profesión de un laicismo absoluto, de una indiferencia religiosa universal, intentando moralizar a los individuos y a las sociedades con total prescisión[3] de nuestras Santa Madre la Iglesia Católica; la Asociación denominada Lyceum (Club Femenino Español), en cuyos estatutos se prohíbe toda tendencia religiosa; la Asociación de Ligas de Bondad, que se muestra no menos moral y moralizadora, especialmente con los niños, con la misma moral natural y lacia, son, y así lo declaramos, de aquellos asociaciones de que deben guardarse los fieles, a tenor del citado canon 684.
Debajo de un aspecto comercial, recreativo, pedagógico, filantrópico, internacional, neutral, pero siempre laico, y debajo del pretexto de hacer caso omiso de la religión o de serles indiferente mientras predican una moral sin religión para llegar a la paz universal, ocultan la negación de la moral verdadera y de la verdadera religión, que tratan de sustituir con una moral y una religión que no es la de Jesucristo.
Ese neutralismo religioso de que tales asociaciones blasonan es lo que no pocas veces condenaron los romanos pontífices, y especialmente León XIII, en su encíclica Humanum Genus.

“[…] Abriendo sus puertas a cualesquiera pretendientes, sean de la religión que fueren, logran que penetre en las inteligencias el gran error de nuestros tiempos, que consiste en que la religión  pertenece al número de las cosas indiferentes y que todas las religiones son iguales. Precepto es éste que por sí solo basta para arruinar todas las religiones, y en particular la católica, la cual, siendo como es la única verdadera, no pueden sin gravísimo ultraje ser igualada a las demás”.

Con ese neutralismo, en iguales protestas de prescindir de la religión y aun de las política para llegar a la paz universal mediante una moral laica, se presentaron en el siglo pasado aquellas sociedades secretas que tantas persecuciones suscitaron contra el Altar y el Trono, desde la política donde les hacía fuertes su propia intencionalidad.
Guárdense los fieles de dar su nombre a asociaciones de esta índole, y no olviden que el Código Canónico declara laudables a los fieles que dan sus nombres a las asociaciones fundadas o a lo menos recomendadas por la Iglesia.

Toledo, 23 de enero de1929

EN NOMBRE Y CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE LOS REVERENDÍSIMOS METROPOLITANOS,
Pedro, Cardenal Segura y Sáenz, Arzobispo de Toledo.


[1] n.d.l.r. CIC 1917
[2] idem
[3] Sic.


Para ampliar más información hay un artículo recopilatorio en El Núcleo de la Lealtad titulado: Contra el Rotary.

Aquí se hace una resumen de las primeras condenas contra el rotarismo "en España a partir de 1928, por los Obispos de Palencia, Orense, Tuy, León y Almería, quienes sostienen que el movimiento rotario es «una nueva organización satánica, próxima a la masonería, execrable y perversa»."

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