"En
un lugar sagrado sólo puede admitirse aquello que favorece el ejercicio y el
fomento del culto, de la piedad y de la religión, y se prohíbe lo que no esté
en consonancia con la santidad del lugar. Sin embargo, el Ordinario puede
permitir, en casos concretos, otros usos, siempre que no sean contrarios a la
santidad del lugar". [can. 1212 CIC 1984]
"El principio de que el uso de la
iglesia no debe ser contrario a la santidad del lugar, determina el criterio
según el cual se puede abrir la puerta de la iglesia a un concierto de música
sagrada o religiosa, y se debe cerrarla a cualquier otra especie de música. La
mejor y más bella música sinfónica, por ejemplo, no es de por si música
religiosa. Tal calificación ha de resultar explícitamente de la finalidad
original de las piezas musicales, de los cantos y de su contenido. No es
legítimo programar en una iglesia la interpretación de una música que no es de
inspiración religiosa, y que ha sido compuesta para ser interpretada en
contextos profanos determinados, ya se trate de música clásica, ya de música
contemporánea, de alto nivel o de carácter popular: este tipo de música no
estaría de acuerdo con el carácter sagrado de la Iglesia, ni tampoco con la
misma obra musical, que se hallaría interpretada en un contexto que no le es
connatural."
[nº8 Instrucción sobre los
conciertos en las iglesias de 5 de noviembre de 1987.]
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SOLI DEO HONOR ET GLORIA |
Don Ángel Rubio Castro, Obispo de Segovia, ha
permitido otra ignominia en su diócesis. En la Iglesia del Corpus Christi
de la capital segoviana tuvo lugar el sábado 28 de septiembre un
concierto de música judía con el conocimiento y consentimiento del ordinario del lugar.
Por lo dispuesto en los documentos arriba referidos
debería haber sido suficiente la justificación para impedirlo. Pero el obispo
prefiere congraciarse con las autoridades y los poderes de este mundo y ceder
el recinto sagrado para tal fechoría.
Esta
iglesia es parte del Convento del Corpus Christi que regentan las hijas de
Santa Clara de Asís. Antes de ser iglesia, fue la Sinagoga mayor de
Segovia. Pero, por un milagro eucarístico que ocurrió en esa sinagoga, pasó a ser
consagrada iglesia, antes de la expulsión de los judíos de 1492.
Como se relata más abajo, en la iglesia ocurrió un milagro muy importante que delató la pertinaz contumacia de los judíos y la necesidad de aplicar medidas políticas que garantizasen la seguridad de la Fe católica y de la salvación de las almas.
El obispo, en la mejor senda de Franciscus, Benedicto XVI (XVII) y JP2 quiere congraciarse con el mundo y con aquellos que dominan el mundo. Aquellos que ven réditos en recuperar en España una red de juderías en pos del turismo. Y que no es otra cosa, que alimentar un irredentismo hebreo. Al igual que ocurre con la catedral de Córdoba (para los mahometanos), la Iglesia del Corpus Christi es un lugar codiciado por los judíos, que les recuerda, como camparon a sus anchas por las tierras de España durante siglos.
Don Ángel Rubio emborrachado de "nuevaevangelización" sigue la senda de dilapidación del patrimonio espiritual y artístico que le legaron sus predecesores. Si no tuvo suficiente con loar a un cura renegado como ejemplo evangélico, conchabarse con mahometanos, cismáticos focianos y que los masones tuvieran sus tenadas en un convento de su diócesis.
Y los resultados son evidentes: tanto el dúo musical, como la administración o los medios de comunicación tratan al sacro edificio como Sinagoga mayor. Y en una situación así, con la complicidad de quienes deben ser nuestros pastores y vigías, ¿Quiénes, sino, cuidarán de las ovejas? (aunque el mercenario [Io X, 11] huela mucho a oveja).
LAUDETUR SANCTISSIMUM SACRAMENTUM ALTARIS
SANCTA CLARA, ORA PRO NOBIS
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El milagro eucarístico por Vicente Cutanda, Iglesia del Corpus Christi. |
MILAGRO EUCARISTICO DE SEGOVIA:
En el año de 1410, reinando en España D. Juan
Clarísimo [Juan II de Castilla], en el cual tiempo por ser el Rey de edad
pequeña, que aún no había llegado a los catorce
años, y la nobilísima Reina Dª Catalina, madre suya,
era Gobernadora de todo el Reino [compartida con el infante Fernando de Antequera]; y siendo Obispo de
la ciudad de Segovia D. Juan de Tordesillas, acaeció
una cosa admirable y espantosa en esta ciudad. Y es
que un sacristán de la iglesia de San Facundo,
estando fatigado por una deuda que debía de ciertos
dineros, que era obligado so pena de excomunión, a
pagar a otro cristiano, viendo que por su pobreza no
podía cumplirlo, determinó pedirlos a un judío
médico, que tenía por nombre D. Mayr, vecino de esta
ciudad. El judío le respondió que todo lo que le
pedía y mucho más le daría, si por prenda de esto le
daba el Cuerpo de Jesucristo, que los cristianos
decían era Dios. Entonces el sacristán prometióselo
y dióselo en una custodia muy guardado, y recibió el
sacristán los dineros y fuese muy alegre. Hecho
esto, el judío muy contento, mandó llamar a otros
judíos amigos y propincuos suyos secretamente, los
cuales juntos, les dijo que él tenía la Hostia que
los cristianos adoraban por Dios, y les dijo que
sobre tal negocio determinasen lo que se había de
hacer con deliberación. Pasado el concilio, tomaron
con sus sucias manos el Cuerpo de nuestro Salvador
y, menospreciándole, le trajeron a la sinagoga,
adonde hicieron gran fuego, y en medio de él
pusieron una gran caldera con resina, adonde,
estando cociendo, determinaron echar el Cuerpo
de nuestro Salvador Jesús dentro. Cogieron la
Sagrada Forma para echarla en la caldera y se fue
volando por el aire, yendo tras de ella los malvados
pensando tomarla y, luego. en un momento comenzó a
temblar la sinagoga y se oyó un gran trueno y
estallido. que todos los postes y arcos se abrieron
(y hoy día están así) y fue tan grande el ruido, que
todos los judíos pensaron se venía el edificio al
suelo. Entonces, viendo la grandeza del milagro,
determinaron tomar un paño limpio, y envuelta en él
la sacratísima Hostia, la llevaron al monasterio de
Santa Cruz, de la Orden de Predicadores.
Contaron
al Prior, por orden, todo lo que había acaecido y le
dieron el Cuerpo de nuestro Salvador, el cual lo
llevó al altar con toda solemnidad. Y lo contó todo
al Prelado de esta ciudad de Segovia, lo que oyendo
el Obispo, se lo dijo a la Reina, que se hallaba en
dicha ciudad, y acordaron de común consejo de hacer
inquisición de esta maldad y pusieron en prisión a
todos los principales de los judíos, entre los
que
prendieron a D. Mayr, y todos confesaron la
verdad.
Acabada la justicia, el Obispo, con la clerecía
y Cofradías, en solemne procesión, fue a la casa donde acaeció el milagro y la consagró para
la iglesia que hoy se llama "Corpus Christi", desde
cuyo tiempo, el día de Corpus Christi, cada año se
hace una solemnísima procesión por toda la ciudad a
esta iglesia.
Para testimonio de lo cual, todas estas cosas, por
orden común, e informado de hombres que se hallaron
presentes al negocio, las escribió el egregio Dr. De
Espin, en un libro que se llama Pináculo de fe, que
está hoy día en San Francisco de Valladolid
(cf. I.
Rodríguez y Fernández, Segovia. Corpus. Madrid,
1902).
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Escudo de doña Catalina de Lancáster, Reina de Castilla |
[Fue la reina Catalina de Lancáster, viuda de Enrique III y madre de
Juan II, quien por pragmática sanción expropió a los hebreos y cerró la sinagoga como
tal. El obispo Juan de Tordesillas la consagró como iglesia católica,
llamándola la Iglesia
Nueva, encomendándosela a los canónigos de la abadía de Santa
María de Párraces.
Poco después el pueblo acordó hacer anualmente un acto de
reparación, viniendo en procesión cada una de las catorce parroquias que
entonces existían, dando origen a la Catorcena, fiesta que se conserva hasta hoy.
Desde el 1419 estuvo abierta al culto cristiano y con el nombre de de Corpus
Christi desde 1450.]