
miércoles, 6 de abril de 2011
Una película de filo-lefebvristas ¡¡¡Qué horror!!!
El reverendo Iraburru ya está preparando la bula de excomunión y declarando el cisma. En Infocatódica la pira preparada está por sus borreguiles acólitos...
Etiquetas:
Cine,
Cristiada,
José María Iraburu,
México,
patriotismo,
recomendaciones
sábado, 2 de abril de 2011
¡¡¡Bienvenido Padre Ricardo Isaguirre a la lucha!!!
Publicamos la carta del padre Ricardo Isaguirre que se ha hecho publica en el nº 230 de la revista Tradición Católica que edita la Hermandad San Pío X en España. El pasado 8 de diciembre del 2010 formalizó su ingreso en las filas de la tradición en la Capilla de Santiago Apóstol de Madrid, con el P. Juan Mª de Montagut como representante de Monseñor Fellay. Es sin duda una grandiosa noticia que queremos reproducir aquí y dejar claro que la lucha por la custodia de la Doctrina tradicional católica sigue y crece con nuevos miembros a pesar de los ataques gratuitos y desesperados de otros. ¡Dios le bendiga padre Isaguirre! Rezaremos por usted y pediremos que San José, San Ricardo y la Inmaculada Virgen María de Luján le custodien. Gracias Padre.
CARTA DE INGRESO EN LA HERMANADA DE SAN PÍO X por el Padre Ricardo Isaguirre
La Santísima Virgen María, en su condición de Inmaculada, quiso acompañarme siempre desde que comencé a decir Misa; así mi Ordenación sacerdotal, que me parece hoy tan lejana, tuvo lugar en la espléndida Catedral de la capital bonaerense de La Plata, República Argentina, cuya titular es la Inmaculada Concepción. Esta presencia maternal llegó, por la Providencia de Dios, hasta el día de mi compromiso con la Hermandad Sacerdotal de San Pío X, formalizado en el marco de la sagrada acción eucarística el pasado 8 de diciembre. ¡Gracias a ti, Madre mía Inmaculada, Virgencita de Luján y Patrona de España!
Por mí condición de antiguo sacerdote diocesano conservo amistad con muchos de mis colegas, tanto en mi América natal como en mi España adoptiva. Algunos de esos compañero me han preguntado por las razones de mi resolución, tan grave y definitiva. Porque desde el punto de vista del clero oficial, que ellos aún comparten, se trataría –cuando menos- de un “cisma” personal. Un párroco de Barcelona, que me conoce mucho y según me consta me estima, se lamentaba en una carta reciente de que él y yo “ya no estemos en comunión plena”.
No soy quien para analizar aquí tales posturas, pero de mí mismo afirmo que ni sostengo ni participo de ninguna manera en ningún género de pensamiento “cismático”. Otro sacerdote inquiría alarmado: “¿Te readoctrinarán en Suiza?” Los miembros de la Hermandad con quien trato, obispos y sacerdotes, son empero, sencillamente, católicos romanos en su acción y en sus ideas. Lo que vivo en la casa a la que ahora pertenezco es espíritu sacerdotal católico alentado por la caridad fraterna, la esperanza y la fe compartidas. El Santo Sacrificio de la Misa que ofrecemos es aquel que Jesucristo encomendó por los Apóstoles a su Esposa, la Santa Madre Iglesia Católica, y que ella celebró por medio de sus sacerdotes durante dos mil años. Los sermones que escucho de mis cofrades exponen a los fieles la doctrina católica y su moral. En pocas palabras, yo, que era católico romano y que durante décadas, siendo laico primero, seminarista luego y finalmente sacerdote, me sentí en realidad ajeno a la Iglesia conciliar y sólo tolerado en sus filas por motivos prácticos, experimento lo que al convertirse el Cardenal Newman llamó su coming home: aquella tender Light, la “suave luz” a cuya guía se encomendó en sus muchos años de cismático y herético anglicano (de buena fe), misteriosamente –porque así actúa la gracia en quienes a ella con humildad se confían- lo había llevado a la Iglesia de Roma, donde encontró su hogar –para él no siempre confortable por la envidia de los mediocres- y su santificación según la voluntad de Cristo.
En mi caso la participación en la herejía neomodernista fue material, en cuanto ante Dios, con temor y temblor, puedo reconocer en conciencia; a pesar de los esfuerzos al final inútiles de algunos que querían permanecer fieles al Catolicismo sin cuestionar el Concilio Vaticano II pública y firmemente (en primer lugar el llorado Arzobispo platense que me confirió el Orden Sagrado), era el aire envenenado que, proveniente de la Roma actual, se respiraba por fuerza en las diócesis a las que pertenecí o en las que actué, en los movimientos a los que asesoré, en la curia diocesana en la que con denuedo estuve al servicio del Ordinario local. Pero la sensación y mejor aún la convicción certera de haber vuelto a casa es semejante, y aun mayor, porque yo fui criado como católico y John Henry Newman como protestante fervoroso. Por eso él, erudito historiado de la Iglesia antigua, aseguraba haber descubierto, deslumbrado por la verdad, en cierto punto final de sus estudios sobre la herejía arriana que la Iglesia de Inglaterra del siglo XIX estaba ene lugar del heresiarca Arrio y que la Iglesia de Roma (¡ah! La Roma de sus años) permanecía en el mismo lugar que la de los Papas y obispos que en el siglo IV confesaban la verdadera fe apostólica. Conocemos la heroica decisión de Newman.
Pero yo no soy más que un desconocido sacerdote que, ya hombre maduro, quiere servir a Cristo y su Santa Iglesia, sin separarse de ninguno que profese la Fe cristiana tradicional, aquella que todos los católicos sostuvieron siempre en todo lugar. Cuando era no más un muchacho, recuerdo con afecto que, especulando despreocupadamente acerca de nuestro futuro, una compañera de estudio decía de mí: “Sólo le interesa la Iglesia” ¿Podía haber actuado de otra manera ante la evidencia de la Tradición vivida, conocida, cultivada y encarnada en esta “obra de la Iglesia” que hace cuarenta años fundó el venerado Arzobispo Marcel Lefebvre a fin de que no faltaran nunca a la iglesia el Santo Sacrificio de la Misa y los sacerdotes que sepan ofrecerlo según el rito romano sancionado por San Pío V como síntesis admirable e insuperable de la Santa Doctrina de Cristo expuesta por los Padres de la Iglesia y los Sagrados Concilios del pasado?
Un rector de mi Seminario modernista enseñaba que es ilusión comprensible en el seminarista soñar con el día que presidirá la Eucaristía en medio de los pobres: “Desde ese rol de pastor los animará, los promoverá, ofrecerá a Dios el cordero de sus sufrimientos y el vino de sus alegrías”, etc. La religión del hombre enseñada a los jóvenes del Concilio… yo comprendía la inconsecuencia e incluso la criminal superficialidad de la formación allí impartida, la falsedad de una Iglesia convertida en promotora social y el sacrilegio de sus sacerdotes revestidos de animadores comunitarios. Sufría porque cada Misa moderna que decían era una Misa que des-decían, un tributo ofrecido no al Creador y Redentor, sino a la criatura. La Misa que hizo a la Iglesia y a la Civilización cristiana estaba interdicta para nosotros y, en todo caso, era una pieza de museo indeseable en el mundo de hoy y en la supuesta Iglesia aggiornata.
La bondad de Cristo ha querido librar de esa ideología perniciosa y de sus consecuencias a nuestra Hermandad, cuyo fin primero es el bien integral de los sacerdotes, a los que socorre y apoya, como lo hizo Monseñor Lefebvre en persona, para que no desfallezcan perdiendo su identidad freten al embate criminal del posconciliarismo. En su tenaz resistencia se manifiesta la fuerza del Salvador; por esa gracia en nuestros a veces humildes altares arde sin embargo constante la zarza gloriosa que no se consume y el sacerdocio alcanza su máxima grandeza de alabanza, intercesión y propiciación, aunque esté oculto y sea perseguido. ¿No es también propio del sacerdote católico compartir el oprobio que cayó sobre Cristo clavado en la Cruz por el pecado del mundo?
Recuerdo para terminar la preocupación de lo que para algunos amigos de antaño ha sido mi adopción del “integrismo fundamentalista de la extrema derecha católica”. Si la expresión no fuera tan poco exacta para describir a los seguidores y continuadores de Monseñor Lefebvre, ¡qué gran cumplido se nos estaría dedicando! Conservamos íntegros los fundamentos que no pusimos nosotros, sino Jesucristo y sus Apóstoles por mandato suyo. Renegamos con todas nuestras fuerzas de la Revolución contra el trono del Altísimo; ¿no es ella acaso la que, con las armas de la Filosofía de las Luces y los oscuros manejos históricos de masones y judíos, aliada a la izquierda internacional de la política y la cultura ateas, sumado el impulso del orgullo liberal, desata cada día su guerra para derrocar a Dios y su Reino en el mundo y en las lamas, que es la Iglesia católica romana? Esperamos por la bondad de nuestro Rey y Señor, al que servimos como apóstoles de Jesús y de María, ser llamados un día a su derecha, cuando triunfe sobre todas las herejías el Corazón Inmaculado de su Madre y Madre nuestra. ¡Oh Señora del cielo y de la tierra, sólo te ruego que inspires a muchos sacerdotes determinarse a hacer en este tiempo lo que corresponde a nuestra condición de ministros de tu Hijo par que su Sagrado Corazón venza, reine e impere en todas partes sobre los hombres, los pueblos y las naciones!
Fuente: Tradición Católica nº230, tfn 91 812 28 81
Etiquetas:
agradecimientos,
Argentina,
España,
FSSPX,
Inmaculado Corazón de María,
modernismo,
Sagrado Corazón
martes, 15 de marzo de 2011
Adversus Iraburu II: o como la burra vuelve al trigo
Don José María vuelve al ataque (persistiendo en la necedad). Sigue
con su secuela como Torrente. ¿Será por éxito de la primera parte que quiere recaudar tanto en la segunda? O más... Sin duda lo peor que ha hecho Don José María, presbítero (nunca Padre Iraburu, que asco de extranjerización) es tirar piedras contra su propio tejado. Las respuestas que Terzio, Petrus Hispanus, Museros, Wanderer o los info-caóticos han quedado en el aire. Pero sin rebatir a las cuestiones: crea nuevas preguntas y además con verdades a medias. Utiliza y retuerce los argumentos para creer que es posible en el fondo poner una vela a Dios y otra al diablo.
Nos da una lista de institutos y obras rallies para que vean sus lectores que es posible ser católico y aceptar, tragar y callar como muertos (eso si tienen conciencia) con toda la barbaridad que asola la Iglesia católica. Ellos reciben, verbigracia como a un gran cardenal, elogiando a Vingt-trois, el mismo que mete judíos en Notre-Dame de París. O recurren al defensor de la vida, Fisichella, para que ordene presbíteros. ¡¡¡Que tragaderas!!! Porque desde la jerarquía se alienta, se consiente y se calla ante tanto anatema, tanto sacrilegio, tanta herejía... las jerarquías, desde el último seminarista hasta el mismo obispo de Roma no sólo son complices sino incluso actores de estos hechos e Iraburu: silencia esto, guarda la ropa. ¿Cómo va a decir algo en contra de las bufonadas de Añastro? ¿Qué dijo en contra de la barbaridad de Benedicto XVI (eso si como Joseph Ratzinger) con los condones moralizantes del prostituto?
¡Ayyyyy! Cuantas fuerzas inútiles, cuanto tiempo malgastado, tirando piedras contra su propio tejado. Y salieron sus acólitos a cacarear lo mismo. ¿Dónde las novedades? ¿Dónde las réspuestas? En tontocatólica se repite la consigna: prieta las filas y anatema el que diga lo contrario que Don Iraburu.
Somos unos herejes, unos cismáticos, muy malos, malísimos, que poco queremos al Papa. Estamos todos esperando que en este arrinconamiento que dura ya más de 40 años nos hagan un huequito en Asís: daremos alas a la idolatría como consiente todo el "colegio" episcopal. Y veremos ese arbolito, como dice Museros, en San Pablo Extramuros en honor a Monseñor Lefebvre. Y eso es lo que quiere Iraburu. Que comulguemos con muelas de molino. "Y es que en la catedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos... (Mt XXIII,2) pero como nos enseña el Padre Castellani, en el "Ruiseñor fusilado", (hoy es el día de su paso a la visión del Amado) llegó el tiempo que ni hacer lo que ellos enseñan se puede. Así está la Iglesia católica. Crísis durante la historia muchas. ¿Cómo ésta? NINGUNA. Ni hacer lo que ellos enseñan, ¡como estamos! Pues don Jose María porque no brega sacando las mentiras de nuestros obispos, de la Conferencia Episcopal, de la Curia Vaticana y les reprende. Reconozca como trataron a Monseñor Lefebvre todos sus condiscipulos y subordinados y superiores. Obediencia: la obediencia a Dios (Lc II, 41-50).
Todo al final se queda en agua de borrajas, tantos proyectos, tantos indultos que han naufragado como nos recuerda Terzio, pero aquí sigue la Hermandad en un cascarón de nuez pero aferrada en la Santa Tradición y al Magisterio de la Santa Iglesia Romana que Benedicto XVI y los obispos se niegan a custodiar y conservar. Yo no quiero conmover a nadie. Sólo digo lo que cayan esos mal llamados medios de comunicación católicos y que no son otra cosa que un nido de contrariedades, propias de los neocons.

Aquí no hay ninguna rata, en indiebusillis no tenemos Buhardilla, que nos haga de Pepito Grillo, pero Dios juzgará. Don José María no se muerda la lengua tanto a pesar de su ironía y hable, hable y no calle. Porque usted calla mucho, pero como ignorante chiquillo tira piedras contra su propio tejado. Aquí dejo la nueva réplica de PETRUS HISPANUS y nuevos alegatos que no serán contestadas. Porque no tienen contestación:
Y es que, en contra de lo que piensa Iraburu, la atención que hemos prestado a su pobre argumentación no se debe a su aguda capacidad para denunciar cripto-lefebvristas en el seno de las instancias oficiales, sino al deseo de que no se siga sembrando la confusión al tiempo que se desmoraliza al número, proporcionalmente reducido, de sacerdotes y fieles que luchamos para defender nuestra fe del más agresivo ataque: el que procede de la autodemolición de la Iglesia denunciada por el propio Pablo VI.
“Si alguno de los que me honraron leyendo mi anterior respuesta pudo pensar que exageraba, ahora tiene ante los ojos la última entrega de Don José Mª Iraburu en la que podrán comprobar que en todo caso me quedé corto.
Me referiré sólo a algunos de los temas que expone.
1. “El nacimiento de alguna de estas comunidades tradicionales nos muestra claramente que la Pontificia Comisión Ecclesia Dei no se constituyó gracias a Mons. Lefebvre, sino precisamente para acoger a los que abandonaban la Fraternidad a causa de la ordenación y excomunión de sus Obispos”.
Esto, D. José María, es sólo una verdad a medias. Nunca en el clima postconciliar se hubieran tolerado esas comunidades si no fuera porque Mons. Lefebvre se plantó en un tema en el que con razón veía peligrar la Fe. Peligro que fue denunciado también en el Breve Examen Crítico firmado por los Cardenales Ottaviani y Bacci, texto fundador de todas la críticas posteriores a la Misa reformada en 1969 y al que Vd. nunca se refiere.
La mayoría de los casos que usted cita, son precisamente la prueba de lo contrario de su tesis; son el más perfecto ejemplo de la necesaria presencia de la Hermandad de San Pío X y de la obra de Mons. Lefebvre para la supervivencia de la Tradición.
Por referirnos solamente a alguna de las comunidades aludidas por Vd., podemos recordar que, si no fuera por la existencia previa de la Hermandad de San Pío X, ni siquiera habría nacido la Fraternidad de San Pedro. Solamente hay que ver el trato que sus miembros dieron a su entonces superior, Joseph Bisig, para poder concelebrar en el Novus Ordo; eso sí, para esto contaron con todo el respaldo de las autoridades romanas.
Otro de los casos que usted cita es el del Oasis de Jesús Sacerdote: podría preguntarle a su fundador cuáles han sido sus relaciones con Mons. Lefebvre y con la Hermandad de San Pío X y no solamente antes, sino después de las consagraciones episcopales de 1988. Una última pregunta: ¿de quiénes recibió el episcopado Mons.Licinio Rangel, primer titular de la que luego sería Administración Diocesana de San Juan María Vianney previamente a su reconocimiento por Roma? De los obispos consagrados por Mons.Lefebvre. Por cierto, que estos sacerdotes de la diócesis de Campos (Brasil) habían sido los autores de un divulgadísimo folleto en el que se exponían las razones para rechazar la Nueva Misa.
Todo ello prueba ex abundantia lo que venimos diciendo acerca los grupos nacidos a la sombra de Ecclesia Dei. Hubo que esperar a las ordenaciones episcopales llevadas a cabo por Mons.Lefebvre para que se pudieran constituir Ahora bien ¿Dónde estaban antes sus miembros? ¿Por qué con anterioridad a 1988 siempre se negaron desde Roma a reconocer comunidades en las que se celebrara la Liturgia Tradicional? La propia historia de la Hermandad de San Pío X es el resultado de todas estas negativas porque desde 1969 Roma nunca autorizó la celebración de la Misa Tradicional hasta 1984, y entonces en condiciones leoninas. Prohibición, por cierto, contra todo derecho, por puro abuso de poder pues ahora el propio Benedicto XVI ha reconocido que nunca fue abrogada. No hacen falta muchas luces para reconocer que son unas circunstancias excepcionales las que explican la adopción de medidas excepcionales como lo fue la operación supervivencia de la Tradición diseñada por Mons. Lefebvre.
Porque al acto de desagravio por la profanación de Fátima —perpetrada como sabrá por un idólatra con el respaldo de la Jerarquía local— no asistió más que la Fraternidad San Pío X con sus fieles y comunidades amigas (unas 2.500 personas). Como Vd. dice, aunque sea a otros efectos, la Fraternidad San Pío X "se ha quedado prácticamente sola". Y esta es su gloria, Don José María.
Todos estos personajes, con misión canónica y mandato papal, fueron en mayor o menor grado, auténticos caballos de Atila, como dice Vd. de los filolefebvrianos. Especialmente algunos, como Osés, que ya lo había sido antes de ser nombrado obispo, en su actuación en el Seminario de Pamplona. ¿O no, Don José María?
La afirmación de su primer artículo en el sentido de que “Ordenar Obispos sin permiso de la Santa Sede … es también un sacrilegio” citando en abono de su afirmación un número del Catecismo de la Iglesia Católica que no guarda ninguna relación con el asunto, es —además de una calumnia hacia las personas afectadas— sencillamente falsa. Como también lo es la tesis ahora sostenida por Vd. de que “todos los santos que han buscado la reforma de la Iglesia la han procurado siempre por el camino de la obediencia”. Sin ir más lejos, un San Juan de la Cruz obediente a sus legítimos superiores se hubiera quedado preso en la cárcel del Carmelo en Toledo o, al menos, hubiera tenido que esperar a que alguien con mayor autoridad que sus superiores le autorizara a salir de la cárcel. Sin embargo, lo que hizo fue “desobedecer” y escaparse de la cárcel para poner en marcha la reforma de su propia Orden.
¿Y Vd. sigue así? ¿A estas alturas? Desde luego no escandaliza a ningún católico pero busca anestesiarlos para que se entreguen a ese desarme unilateral que propugna como modelo de conducta. Desde luego no fue ese el comportamiento de San Pablo con San Pedro. ni tampoco el de Mons. Lefebvre. A diferencia de Don José María que busca situarse en la inexistente posición centrista de una equidistancia entre la tradición y la revolución, el prelado francés optó sin lugar a dudas por la Tradición Católica, es decir, por la fe, discurriendo de manera equilibrada sin caer ni en el sedevacantismo ni en la papolatría, Escila y Caribdis en las que tantos han sucumbido esterilizando así su propia obra.
Ese desarme unilateral resulta desastroso para el Catolicismo porque deja a éste en manos de los grupos de presión que a la hora de decidir inclinan siempre a su favor la balanza de una Jerarquía débil y complaciente. Una autoridad que, en nombre de la obediencia, impone a todos los obedientes que hagan lo que quieren los grupos de presión. Ejemplo señero: la Comunión en la mano, aprobada por Pablo VI dando así su respaldo a una práctica que había comenzado contra la ley litúrgica y que contaba con la oposición de la mayoría del episcopado.
4. Y el error de fondo que invalida toda su argumentación: Negar que a partir del "sagrado" Concilio Vaticano II no ha habido una ruptura.
¡Pero si esto lo han afirmado claramente no ya los críticos del Concilio sino algunos de los más entusiastas impulsores de tan augusta asamblea! Olvida Vd. algunos datos: el luego cardenal Yves Congar, co-autor de buena parte de los documentos conciliares, considera que con Dignitatis humanae y Gaudium et spes, el Concilio abandonó las doctrinas que vinculan a la Iglesia católica con el pasado, que él genéricamente llama Edad Media. El mismo teólogo admitió que: “no podemos negar que tal texto [Declaración conciliar sobre la libertad religiosa] dice materialmente cosas distintas al Syllabus de 1864, e incluso casi lo contrario de las proposiciones 15 y 77 a 79 de ese documento”. Y en otro lugar dice que en el Vaticano II “la Iglesia tuvo pacíficamente su Revolución de Octubre”, en referencia al Octubre rojo que desencadenó la Revolución rusa. El cardenal Suenens lo comparó a 1789 (Revolución francesa) en la Iglesia.
Un teólogo español, Juan Martín Velasco, enumeraba recientemente —también en sentido elogioso y reivindicativo— los cambios “trascendentales, doctrinales y prácticos” introducidos por el Concilio:
“de una idea de revelación “proposicional”, a otra que tiene su centro en la auto-revelación de Dios en Cristo; de la búsqueda de la unidad por el retorno de los separados, a la promoción común de la unidad por los cristianos; de una Iglesia sociedad perfecta, a otra concebida como Misterio de unión en Cristo y Pueblo de Dios; de la radical oposición a la modernidad de documentos como el Syllabus, a una mirada positiva que no teme entrar en diálogo con ella; de una precedencia de la Iglesia universal a la de las Iglesias particulares de las que consta, en comunión recíproca, bajo el ministerio de la unidad ejercido por el sucesor de Pedro; de la práctica ignorancia de las religiones no cristianas, a recomendar el aprecio de las verdades y valores que contienen; del ideal del Estado confesional, a la libertad religiosa” (“Fidelidad al Concilio”, Misa Dominical XLII-10 (2010), 52).
Espero que Vd me explique cómo se casa todo esto, sin ruptura, con la doctrina tradicional. A no ser, claro está, que la ideología nos nuble la cabeza hasta el punto de olvidar el más elemental principio lógico: el de no contradicción.
Y le aseguro que no me hace ninguna gracia tener que recordar todo esto. Quisiera que no fuera verdad y que todo se pudiera arreglar con viajes pontificios, JEMEJES, beatificaciones y otros fastos ilusorios; pero tengo la convicción de que sólo se saldrá de la crisis metiendo el bisturí hasta el fondo de la herida y no arremetiendo, como Vd. hace con energías dignas de mejor causa, contra unos fieles católicos que sólo tratan de salvar su Fe y transmitirla sin adulterar a las generaciones futuras.
Sólo espero que la rata no haga más daño dentro de tontocatólica pero les dejo las dos últimas entradas de los info-caóticos para que el pobre animalito se entretenga:
Oremos y roguemos a Dios Nuestro Señor para que calme la verdadera tempestad y no esta riña de críos.

Nos da una lista de institutos y obras rallies para que vean sus lectores que es posible ser católico y aceptar, tragar y callar como muertos (eso si tienen conciencia) con toda la barbaridad que asola la Iglesia católica. Ellos reciben, verbigracia como a un gran cardenal, elogiando a Vingt-trois, el mismo que mete judíos en Notre-Dame de París. O recurren al defensor de la vida, Fisichella, para que ordene presbíteros. ¡¡¡Que tragaderas!!! Porque desde la jerarquía se alienta, se consiente y se calla ante tanto anatema, tanto sacrilegio, tanta herejía... las jerarquías, desde el último seminarista hasta el mismo obispo de Roma no sólo son complices sino incluso actores de estos hechos e Iraburu: silencia esto, guarda la ropa. ¿Cómo va a decir algo en contra de las bufonadas de Añastro? ¿Qué dijo en contra de la barbaridad de Benedicto XVI (eso si como Joseph Ratzinger) con los condones moralizantes del prostituto?
"No entro a comentar las palabras del Papa sobre el uso del preservativo en ciertos «casos de carácter aislado»" (sic Iraburu)
¡Ayyyyy! Cuantas fuerzas inútiles, cuanto tiempo malgastado, tirando piedras contra su propio tejado. Y salieron sus acólitos a cacarear lo mismo. ¿Dónde las novedades? ¿Dónde las réspuestas? En tontocatólica se repite la consigna: prieta las filas y anatema el que diga lo contrario que Don Iraburu.

Todo al final se queda en agua de borrajas, tantos proyectos, tantos indultos que han naufragado como nos recuerda Terzio, pero aquí sigue la Hermandad en un cascarón de nuez pero aferrada en la Santa Tradición y al Magisterio de la Santa Iglesia Romana que Benedicto XVI y los obispos se niegan a custodiar y conservar. Yo no quiero conmover a nadie. Sólo digo lo que cayan esos mal llamados medios de comunicación católicos y que no son otra cosa que un nido de contrariedades, propias de los neocons.

Aquí no hay ninguna rata, en indiebusillis no tenemos Buhardilla, que nos haga de Pepito Grillo, pero Dios juzgará. Don José María no se muerda la lengua tanto a pesar de su ironía y hable, hable y no calle. Porque usted calla mucho, pero como ignorante chiquillo tira piedras contra su propio tejado. Aquí dejo la nueva réplica de PETRUS HISPANUS y nuevos alegatos que no serán contestadas. Porque no tienen contestación:
Vuelvo a ceder a Petrus Hispanus, la hospitalidad de mi campanario para dar una respuesta al segundo artículo con el que de D.José María Iraburu trata de desacreditar a la obra de resistencia a la autodemolición de la Iglesia y de conservación de la Tradición Católica con el señuelo de la denuncia de un presunto filo-lefebvrismo.
Y es que, en contra de lo que piensa Iraburu, la atención que hemos prestado a su pobre argumentación no se debe a su aguda capacidad para denunciar cripto-lefebvristas en el seno de las instancias oficiales, sino al deseo de que no se siga sembrando la confusión al tiempo que se desmoraliza al número, proporcionalmente reducido, de sacerdotes y fieles que luchamos para defender nuestra fe del más agresivo ataque: el que procede de la autodemolición de la Iglesia denunciada por el propio Pablo VI.
“Si alguno de los que me honraron leyendo mi anterior respuesta pudo pensar que exageraba, ahora tiene ante los ojos la última entrega de Don José Mª Iraburu en la que podrán comprobar que en todo caso me quedé corto.
Me referiré sólo a algunos de los temas que expone.
1. “El nacimiento de alguna de estas comunidades tradicionales nos muestra claramente que la Pontificia Comisión Ecclesia Dei no se constituyó gracias a Mons. Lefebvre, sino precisamente para acoger a los que abandonaban la Fraternidad a causa de la ordenación y excomunión de sus Obispos”.
Esto, D. José María, es sólo una verdad a medias. Nunca en el clima postconciliar se hubieran tolerado esas comunidades si no fuera porque Mons. Lefebvre se plantó en un tema en el que con razón veía peligrar la Fe. Peligro que fue denunciado también en el Breve Examen Crítico firmado por los Cardenales Ottaviani y Bacci, texto fundador de todas la críticas posteriores a la Misa reformada en 1969 y al que Vd. nunca se refiere.
La mayoría de los casos que usted cita, son precisamente la prueba de lo contrario de su tesis; son el más perfecto ejemplo de la necesaria presencia de la Hermandad de San Pío X y de la obra de Mons. Lefebvre para la supervivencia de la Tradición.
Por referirnos solamente a alguna de las comunidades aludidas por Vd., podemos recordar que, si no fuera por la existencia previa de la Hermandad de San Pío X, ni siquiera habría nacido la Fraternidad de San Pedro. Solamente hay que ver el trato que sus miembros dieron a su entonces superior, Joseph Bisig, para poder concelebrar en el Novus Ordo; eso sí, para esto contaron con todo el respaldo de las autoridades romanas.
Otro de los casos que usted cita es el del Oasis de Jesús Sacerdote: podría preguntarle a su fundador cuáles han sido sus relaciones con Mons. Lefebvre y con la Hermandad de San Pío X y no solamente antes, sino después de las consagraciones episcopales de 1988. Una última pregunta: ¿de quiénes recibió el episcopado Mons.Licinio Rangel, primer titular de la que luego sería Administración Diocesana de San Juan María Vianney previamente a su reconocimiento por Roma? De los obispos consagrados por Mons.Lefebvre. Por cierto, que estos sacerdotes de la diócesis de Campos (Brasil) habían sido los autores de un divulgadísimo folleto en el que se exponían las razones para rechazar la Nueva Misa.
Todo ello prueba ex abundantia lo que venimos diciendo acerca los grupos nacidos a la sombra de Ecclesia Dei. Hubo que esperar a las ordenaciones episcopales llevadas a cabo por Mons.Lefebvre para que se pudieran constituir Ahora bien ¿Dónde estaban antes sus miembros? ¿Por qué con anterioridad a 1988 siempre se negaron desde Roma a reconocer comunidades en las que se celebrara la Liturgia Tradicional? La propia historia de la Hermandad de San Pío X es el resultado de todas estas negativas porque desde 1969 Roma nunca autorizó la celebración de la Misa Tradicional hasta 1984, y entonces en condiciones leoninas. Prohibición, por cierto, contra todo derecho, por puro abuso de poder pues ahora el propio Benedicto XVI ha reconocido que nunca fue abrogada. No hacen falta muchas luces para reconocer que son unas circunstancias excepcionales las que explican la adopción de medidas excepcionales como lo fue la operación supervivencia de la Tradición diseñada por Mons. Lefebvre.
Otra cosa es que, efectivamente, ya sea por escrúpulos ya por discrepancias personales, un determinado número de ex miembros de la Hermandad de San Pio X formaran la Fraternidad de San Pedro o de San Vicente Ferrer bajo los auspicios de Ecclesia Dei. Y otra cosa es el precio que tuvieron que pagar por ello.
Porque al acto de desagravio por la profanación de Fátima —perpetrada como sabrá por un idólatra con el respaldo de la Jerarquía local— no asistió más que la Fraternidad San Pío X con sus fieles y comunidades amigas (unas 2.500 personas). Como Vd. dice, aunque sea a otros efectos, la Fraternidad San Pío X "se ha quedado prácticamente sola". Y esta es su gloria, Don José María.
2. Insiste Vd. hasta la náusea en lo referente a la ordenación de obispos sin mandato papal. Y aquí es, Don José María, donde su alejamiento de la realidad alcanza el clímax porque lo que realmente ha demolido la Fe —al menos en España— no son los 4 obispos consagrados por Mons. Lefebvre sino los numerosos obispos auxiliares nombrados por Pablo VI y su Nuncio Luigi Dadaglio, buena parte de ellos luego reconvertidos en obispos titulares y arzobispos. ¿Recordamos algunos nombres?: AZAGRA, SETIEN, INIESTA, ECHARREN, OSÉS, ESTEPA, MONTERO, TORIJA, YANES, URIARTE... Eso por no hablar de otros, designados directamente para la sede que habrían de ocupar como DÍAZ MERCHÁN, DORADO, CASTELLANOS o BUXARRAIS. Estos dos últimos llegaron incluso a renunciar al ejercicio del ministerio episcopal después de hacer estragos en sus diócesis.
Todos estos personajes, con misión canónica y mandato papal, fueron en mayor o menor grado, auténticos caballos de Atila, como dice Vd. de los filolefebvrianos. Especialmente algunos, como Osés, que ya lo había sido antes de ser nombrado obispo, en su actuación en el Seminario de Pamplona. ¿O no, Don José María?
La afirmación de su primer artículo en el sentido de que “Ordenar Obispos sin permiso de la Santa Sede … es también un sacrilegio” citando en abono de su afirmación un número del Catecismo de la Iglesia Católica que no guarda ninguna relación con el asunto, es —además de una calumnia hacia las personas afectadas— sencillamente falsa. Como también lo es la tesis ahora sostenida por Vd. de que “todos los santos que han buscado la reforma de la Iglesia la han procurado siempre por el camino de la obediencia”. Sin ir más lejos, un San Juan de la Cruz obediente a sus legítimos superiores se hubiera quedado preso en la cárcel del Carmelo en Toledo o, al menos, hubiera tenido que esperar a que alguien con mayor autoridad que sus superiores le autorizara a salir de la cárcel. Sin embargo, lo que hizo fue “desobedecer” y escaparse de la cárcel para poner en marcha la reforma de su propia Orden.
3. Hay otro punto de su escrito que da auténtica vergüenza ajena. Es cuando en tono laudatorio dice Vd.: "…aceptan sin reservas el sagrado Concilio Vaticano II…" ¡Pero, Don José María, si al Vaticano II le critica hasta un canónigo de la Basílica de San Pedro del Vaticano! (Mons. Brunero Gherardini).
¿Y Vd. sigue así? ¿A estas alturas? Desde luego no escandaliza a ningún católico pero busca anestesiarlos para que se entreguen a ese desarme unilateral que propugna como modelo de conducta. Desde luego no fue ese el comportamiento de San Pablo con San Pedro. ni tampoco el de Mons. Lefebvre. A diferencia de Don José María que busca situarse en la inexistente posición centrista de una equidistancia entre la tradición y la revolución, el prelado francés optó sin lugar a dudas por la Tradición Católica, es decir, por la fe, discurriendo de manera equilibrada sin caer ni en el sedevacantismo ni en la papolatría, Escila y Caribdis en las que tantos han sucumbido esterilizando así su propia obra.
Ese desarme unilateral resulta desastroso para el Catolicismo porque deja a éste en manos de los grupos de presión que a la hora de decidir inclinan siempre a su favor la balanza de una Jerarquía débil y complaciente. Una autoridad que, en nombre de la obediencia, impone a todos los obedientes que hagan lo que quieren los grupos de presión. Ejemplo señero: la Comunión en la mano, aprobada por Pablo VI dando así su respaldo a una práctica que había comenzado contra la ley litúrgica y que contaba con la oposición de la mayoría del episcopado.
4. Y el error de fondo que invalida toda su argumentación: Negar que a partir del "sagrado" Concilio Vaticano II no ha habido una ruptura.
¡Pero si esto lo han afirmado claramente no ya los críticos del Concilio sino algunos de los más entusiastas impulsores de tan augusta asamblea! Olvida Vd. algunos datos: el luego cardenal Yves Congar, co-autor de buena parte de los documentos conciliares, considera que con Dignitatis humanae y Gaudium et spes, el Concilio abandonó las doctrinas que vinculan a la Iglesia católica con el pasado, que él genéricamente llama Edad Media. El mismo teólogo admitió que: “no podemos negar que tal texto [Declaración conciliar sobre la libertad religiosa] dice materialmente cosas distintas al Syllabus de 1864, e incluso casi lo contrario de las proposiciones 15 y 77 a 79 de ese documento”. Y en otro lugar dice que en el Vaticano II “la Iglesia tuvo pacíficamente su Revolución de Octubre”, en referencia al Octubre rojo que desencadenó la Revolución rusa. El cardenal Suenens lo comparó a 1789 (Revolución francesa) en la Iglesia.
Un teólogo español, Juan Martín Velasco, enumeraba recientemente —también en sentido elogioso y reivindicativo— los cambios “trascendentales, doctrinales y prácticos” introducidos por el Concilio:
“de una idea de revelación “proposicional”, a otra que tiene su centro en la auto-revelación de Dios en Cristo; de la búsqueda de la unidad por el retorno de los separados, a la promoción común de la unidad por los cristianos; de una Iglesia sociedad perfecta, a otra concebida como Misterio de unión en Cristo y Pueblo de Dios; de la radical oposición a la modernidad de documentos como el Syllabus, a una mirada positiva que no teme entrar en diálogo con ella; de una precedencia de la Iglesia universal a la de las Iglesias particulares de las que consta, en comunión recíproca, bajo el ministerio de la unidad ejercido por el sucesor de Pedro; de la práctica ignorancia de las religiones no cristianas, a recomendar el aprecio de las verdades y valores que contienen; del ideal del Estado confesional, a la libertad religiosa” (“Fidelidad al Concilio”, Misa Dominical XLII-10 (2010), 52).
Espero que Vd me explique cómo se casa todo esto, sin ruptura, con la doctrina tradicional. A no ser, claro está, que la ideología nos nuble la cabeza hasta el punto de olvidar el más elemental principio lógico: el de no contradicción.
Y, por otra parte, ahí están los hechos: ya me dirá qué queda de catolicismo en ese magma ecuménico que a menudo es presentado como tal, en esos conventos y casas de formación vacíos, en esas miles y miles de secularizaciones, en esos nuevos movimientos que unas veces promueven el sentimentalismo y otras un rigorismo desconectado de la fe…
Y ya sé que me va a decir que eso no entraba para nada en las intenciones formales del Concilio. Y yo se lo admito: No entraba para nada en las intenciones del Concilio. Pero no hubiera sucedido sin él. Es lo característico de las llamadas "revoluciones tranquilas".
Y le aseguro que no me hace ninguna gracia tener que recordar todo esto. Quisiera que no fuera verdad y que todo se pudiera arreglar con viajes pontificios, JEMEJES, beatificaciones y otros fastos ilusorios; pero tengo la convicción de que sólo se saldrá de la crisis metiendo el bisturí hasta el fondo de la herida y no arremetiendo, como Vd. hace con energías dignas de mejor causa, contra unos fieles católicos que sólo tratan de salvar su Fe y transmitirla sin adulterar a las generaciones futuras.
Y no pierda más tiempo con ese proyecto suyo de "Reforma o apostasía". No va a ninguna parte. Es el equivalente a querer salvar la Ciudad dejándo dentro al Caballo de Troya. Y, si fuera oportuno y posible, dejo para más adelante otros asuntos que su artículo plantea".
PETRUS HISPANUS
PETRUS HISPANUS
Sólo espero que la rata no haga más daño dentro de tontocatólica pero les dejo las dos últimas entradas de los info-caóticos para que el pobre animalito se entretenga:
Glosas al último (Deo volente) artículo del P. Iraburu (II)
Glosas al último (Deo volente) artículo del P. Iraburu (I)
Oremos y roguemos a Dios Nuestro Señor para que calme la verdadera tempestad y no esta riña de críos.
Etiquetas:
Ángel David Martín Rubio,
Blogosfera tradicional,
Crisis de la Iglesia,
FSSPX,
José María Iraburu
sábado, 12 de marzo de 2011
Officium defunctorum, in obitu et obsequiis Sacræ Imperatricis
miércoles, 9 de marzo de 2011
Adversus Iraburu: o como se arría la bandera
Don José Mª Iraburu Larreta presbítero navarro, se ha destacado y se ha afamado entre los bienhechores de la ortodoxia católica por su defensa y combate a traves de su obra. Entre otras muchas cosas se ha dedicado a denunciar herejías (y herejes), sacarlas a la luz con la esperanza de la, como titula su blog, reformar para no llegar a la apostasía. Somos muchos los que admiramos al cura, leemos y leíamos sus escritos por la "leña" que daba a tanto hereje actual. Cosa difícil hoy en día denunciar todo lo que pasa en la Iglesia conciliar. Se había convertido en una especie de "familiar de la Inquisición". Pero sin verdadera Inquisición, sin verdadero sentido católico en las jerarquías, su voz era como caña agitada por el viento (Lc VII, 24).
Iraburu está utilizando la biografía de Monseñor Lefebvre [Marcel Lefebvre: une vie. Tissier de Mallerais, Bernard. Étampes: Éditions Clovis] (que cuente publicamente como la consiguió) en su blog, donde va a realizar una serie de artículos en contra de la lucha que encabezó Monseñor Lefebvre en contra de la subversión,

A continuación el blog amigo del Muy Ilustre Señor Canónigo doctor Don Ángel David Rubio se ha publicado una replica que hacemos nuestra:
Recientemente, D.José María Iraburu ha publicado una entrada en su blog en relación con los que él llama "filo-lefebvrianos"
Un lector nos ha enviado la siguiente respuesta que accedemos a publicar porque el autor del artículo aludido ya lo ha cerrado y no admite nuevos comentarios.
"Don José María hace tiempo que le conozco y le estimo y por ello ante la vista de lo que escribe sobre Mons. Lefebvre y sus seguidores creo poder decirle con fundamento que no se ocupe de ese tema porque está Vd. incapacitado para comprenderlos a ambos. Y digo comprenderlos que no significa estar de acuerdo pero sí al menos captar lo fundado de las motivaciones del otro.
Y está incapacitado para comprenderlos porque lleva Vd. unos 40 años celebrando la Sta. Misa con un texto de Ofertorio vacío de doctrina, con la fórmula de la Consagración mal traducida y, aunque supongo que le repugna, dando en la mano la Sagrada Comunión. Esto jamás lo hubiera aceptado Mons. Lefebvre. Y por lo que podemos ver en Motu Proprio Summorum Pontificum con todo el derecho a obrar así ya que como nos recuerda Benedicto XVI, después de un pequeño lapsus de más de 40 años, la Liturgia tradicional "jamás ha estado abolida".
Y está incapacitado porque su formación teológica le proporcionó una serie de conceptos sobre Comunión eclesial, Pontificado romano, Jerarquía, etc…que, a modo de ideas platónicas habitantes de un mundo ideal, aplica al presente caso olvidando que en la Salamanca de sus años jóvenes no se había previsto –al elaborar y enseñar dichos conceptos- que un Papa iba a besar el Corán, una universidad –Notre Dame en USA- iba a conservar el título de "católica" después de otorgar el doctorado honoris causa al abortista Obama y hasta nos iba a ser dado el espectáculo de poder contemplar en TV las actuaciones de "monjas" abortistas.
Con esos conceptos atemporales firmemente alojados en su mente está Vd. bloqueado para comprender a los protagonistas de otras reacciones distintas de las suyas. Tan distintas de las suyas que haría falta saber cuáles han sido las suyas a estos efectos. Si es que ha tenido alguna.
Y yo –precisamente porque le conozco hace tiempo- estoy seguro de que sufre y mucho con los escándalos citados. Y que reza para que los daños sean mínimos. Pero el problema es que se trata de escándalos públicos que exigen una reparación pública. Pues si Vd. –por lo que sea que yo no soy nadie para juzgarle- no se considera obligado a protestar respetuosa pero claramente por esos escándalos y a pedir reparación por ellos al menos respete y agradezca a los que hacen lo que Vd. deja sin hacer en vez de incurrir en la flagrante injusticia de denigrarlos en su blog.
Con esos conceptos atemporales firmemente alojados en su mente está Vd. bloqueado para comprender a los protagonistas de otras reacciones distintas de las suyas. Tan distintas de las suyas que haría falta saber cuáles han sido las suyas a estos efectos. Si es que ha tenido alguna.
Y yo –precisamente porque le conozco hace tiempo- estoy seguro de que sufre y mucho con los escándalos citados. Y que reza para que los daños sean mínimos. Pero el problema es que se trata de escándalos públicos que exigen una reparación pública. Pues si Vd. –por lo que sea que yo no soy nadie para juzgarle- no se considera obligado a protestar respetuosa pero claramente por esos escándalos y a pedir reparación por ellos al menos respete y agradezca a los que hacen lo que Vd. deja sin hacer en vez de incurrir en la flagrante injusticia de denigrarlos en su blog.
Es Vd. imprudente, Don José María, porque aborda un tema que está intelectualmente incapacitado para comprender y es también, como hace poco le dije injusto e ingrato.
Y concluyo demostrándole esto último con un hecho que sucedió hace poco. Concretamente el 5 de mayo de 2004 cuando con la aprobación y la presencia de la Jerarquía local se llevó al Santuario de las Apariciones de Nuestra Señora de Fátima a un "sacerdote" hindú para que precisamente en aquel lugar realizara sus ritos idólatras. (¿Habían previsto esto sus profesores de Salamanca?)
Pero tranquilícese Don José María porque hubo católicos que reaccionaron. Claro que no fueron del Opus Dei, o de Schola Cordis Iesu, o Neocatecumenales, o de la Adoración nocturna, o de la Legión de María…fueron 2.500 seguidores de quien Vd. denigra los que se hicieron presentes allí desde diversas partes del mundo para reparar con un acto público de desagravio por este atentado gravísimo al honor debido a la Madre de Dios".
Pero tranquilícese Don José María porque hubo católicos que reaccionaron. Claro que no fueron del Opus Dei, o de Schola Cordis Iesu, o Neocatecumenales, o de la Adoración nocturna, o de la Legión de María…fueron 2.500 seguidores de quien Vd. denigra los que se hicieron presentes allí desde diversas partes del mundo para reparar con un acto público de desagravio por este atentado gravísimo al honor debido a la Madre de Dios".
PETRUS HISPANUS
Nota Desde mi campanario: Me alegra confesar que fui uno de los asistentes al acto de desagravio convocado por la Hermandad de San Pío X en el Santuario de Fátima, previamente profanado por la celebración de un ritual hindú en la Capellinha de las apariciones con el visto bueno de las autoridades eclesiásticas.
Terminado el acto, envié una carta de protesta al rector del Santuario por el comportamiento de los responsables de dicho lugar durante el rezo del Santo Rosario.
Foto reportaje de un ritual hindú en Fátima
Nota Desde mi campanario: Me alegra confesar que fui uno de los asistentes al acto de desagravio convocado por la Hermandad de San Pío X en el Santuario de Fátima, previamente profanado por la celebración de un ritual hindú en la Capellinha de las apariciones con el visto bueno de las autoridades eclesiásticas.
Terminado el acto, envié una carta de protesta al rector del Santuario por el comportamiento de los responsables de dicho lugar durante el rezo del Santo Rosario.
Foto reportaje de un ritual hindú en Fátima
Etiquetas:
Ángel David Martín Rubio,
Benedicto XVI,
Concilio Vaticano II,
Crisis de la Iglesia,
Defensa de la Tradición,
Fátima,
FSSPX,
José María Iraburu,
Marcel Lefebvre
sábado, 19 de febrero de 2011
Emisora Cordimariana
Bucaramanga, Colombia, febrero 2011. Ya está en Internet, aún en pruebas, la Emisora Cordimariana, "en sintonía con la voluntad de Dios". Impulsado por el Padre José Ramón García Gallardo, este nuevo emprendimiento se inscribe en la Cruzada Cordimariana que lanzara el Obispo Alfonso de Galarreta. "La Emisora Cordimariana no pretende realizar una actividad periodística, sino apoyar la vida espiritual de sus oyentes durante sus horas de trabajo, ya que cada día son más las personas que pasan muchas horas delante de su ordenador. Queremos impedir que se resequen sus corazones con los comerciales que invitan al consumo, la música que envilece en la vulgaridad, las noticias que ofenden la verdad. Al mismo tiempo propagando la devoción al Corazón Inmaculado en todo el mundo, como nos lo dijo Nuestra Señora manifestando la voluntad de Dios".
Fuente: Agencia Faro
Fuente: Agencia Faro
Etiquetas:
Alfonso de Galarreta,
FSSPX,
Inmaculado Corazón de María,
recomendaciones
Suscribirse a:
Entradas (Atom)