jueves, 26 de febrero de 2009

Clama al cielo

No dejo de darle vueltas a esta noticia de ayer. Un mendigo condenado por robar media barra de pan. Dentro de las florituras jurídicas que expone el juez para castigarle, es evidente que la sentencia ni es razonable y es adoleciente de sentido común.


He leido todas las noticias que han caido en mis manos para conocer de antemano la situación y la variendad de versiones (cosa muy difícil). Es evidente que la panadera no quería acusar a un hambriento sino a un violento al que temía, a un extraño con no muy buenos "modos", cosa cada vez más habitual en el Occidente inseguro de hoy.

No sin poca ironía comienza Solovief en su obra 'Rusia y la Iglesia Universal', hablando de las "grandezas" sociales de algunos estados que se denominan cristianos y de la reacción que supuso la revolución francesa y sus proclamas de derechos:

«Si el movimiento revolucionario ha destruido muchas cosas que debían ser destruídas, si ha barrido y para siempre mucha iniquidad, ha fracasado miserablemente en el intento de crear un orden social fundado sobre la justicia. La justicia es sólo la expresión práctica, la aplicación de la verdad, y el punto de partida del movimiento revolucionario era falso.»


Denuncia así la hipocresía de ese cristianismo que como el de los griegos y eslavos separados de Roma no sale de los templos o la falsificación de la realidad, de la verdad que hacen estos hijos de la ilustración y la revolución francesa que no se plasma en la necesidad social, la falta de justicia. Esa era una de sus grandiosas promesas, la reordenación de un mundo "injusto"; supersticioso viejo mundo (ya en decadencia con el absolutismo, por cierto mal que todavía no han querido erradicar) lleno de injusticias.


Al contrario hemos podido conprovar la situación actual donde resume Castellani:


«El siglo de la filosofía del superhombre es el siglo de la filosofía del pesimismo el siglo del confort y de los placeres es el siglo del bolchevismo y del pauperismo y el siglo de los grandes hallazgos científicos, el siglo de las grandes miserias morales el siglo pacifista es el siglo de la Gran Guerra el siglo de las luces es el siglo de la ignorancia religiosa


Esta es la realidad de hoy, tanta lucha por conseguir ese paraíso, tantas ideologías por apresurar su venida pero es más notable que nunca que aquellos pecados que claman al cielo están a la orden del día. Para quien no sepa cuales son estos pecados el catecismo de San Pío X lo deja bien claro:

967. ¿Cuáles son los pecados que se dicen clamar al cielo?

- Los pecados que se dicen clamar al cielo son cuatro:

· 1.° el homicidio voluntario

· 2.° el pecado impuro contra el orden de la naturaleza

· 3.° la opresión del pobre

· 4.° la defraudación o retención injusta del jornal, del trabajador.

968. ¿Por qué se dice que estos pecados claman al cielo?

- Dícese que estos pecados claman al cielo porque lo dice el Espíritu Santo, y porque su iniquidad es tan grave y manifiesta que provoca a Dios a castigarlos can los más severos castigos. (V. Cf. CEC, 1867.)

Tres de estos pecados son el valuarte del Estado perverso bajo el que vivimos: Zapatero donde están esa promesas que nos vomita día a día, los miles de asesinados por el aborto que son sangre que clama como el justo Abel. O el nefasto mercado laboral capitalista que esclaviza al trabajador, eso sin hablar de la avanzadilla en perversión que representa el dar personalidad jurídica a los ayuntamientos antinaturales de los sodomitas. Pues a estos tres ya añadimos el tercero: la opresión al pobre. Al hambriento, por media barra de pan ¿cuánto será? ¿30 cts? 50 como mucho. Pero no es el valor pecuaniario a lo que me refiero sino el hambre, y que por ser menesteroso el Estado te condene. Te persiga la justicia por una barra de pan.

Clama al Cielo lo que estamos padeciendo todos los días. Esto no puede durar mucho más,… ¿cuánto queda para la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María?

2 comentarios:

  1. causa asco ver como los que llegan al poder se vuelven cada dia mas ricos explotando a sus trabajadores, condicionando el trabajo a ser sus fieles servidores, tener la boca callada y solo mover la cabeza aceptando sus condiciones como titeres sin pensamiento y sin voluntad y los que tenemos que rendirnos a los pies de los poderosos solamente por ganar el pan para nuestros hijos tenemos que someternos a ser complices de sus injusticias

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  2. "Reinaré en España con más veneración que en otras partes"
    El Sagrado Corazón al Beato Bernardo Hoyos, el 14 de Mayo de 1733.

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