jueves, 12 de febrero de 2009

Con censura eclesiástica


Leemos atónitos en la solera de la revista “El promotor de la devoción a la Sagrada Familia” un artículo sobre más ecumenismo. Bueno, la solera la perdió desde que los jesuitas se hicieron con ella y se dejaron perder por el lado “oscuro” de la religión (o el sucedáneo de religión) que practican. El autor es el padre (no sabemos de quién) José Luis Saborido Cursach S.J. Se dice hijo de San Ignacio pero es de lo más díscolo con su padre espiritual:


Catequesis y pluralismo

El mes de enero comienza con la fiesta de los reyes (que no eran “reyes”, según el evangelio, sino unos 2magos”), que es la fiesta de la interculturalidad. ¡Toma castaña! En la primera diana. Epifania: manifestación de Dios a la gentilidad a los pueblos. O nos hemos pensado que hoy es el día de la ONU y la subversión internacional. Es la declaración de la Reyecía Universal de Cristo, la apertura de la salvación para todos los pueblos y no sólo para los judíos en exclusividad. Porque esos “magos” venían “de Oriente”, de otro país, de otra cultura, de otra religiosidad. Y el Evangelio de Mateo quiere decirnos que, a pesar de esas diferencias, Jesús es universal, es don del Padre para todas las razas, lenguas y culturas.

Y eso queremos hablar este mes. No podemos cerrar, los ojos a la realidad sociológicamente plural en la que vivimos. Las calles se nos han llenado de otras razas, de otras lenguas, de otros colores. Y los colegios también. Sobre todo, para nuestros hijos, nuestros nietos, nuestros sobrinos tiene que relacionarse ya, y mucho más de ahora en adelante, con otros niños marroquíes, senegaleses, búlgaros, rumanos, ucranianos, ecuatorianos, bolivianos, peruanos… Niños musulmanes, niños ortodoxos, niños evangélicos… Algo que nosotros, los ya mayores, no hemos vivido en nuestra infancia. Para nosotros, de niños, no había más que una religión, un solo Dios, Jesucristo, (acaso ¿¿¿es mentira???) y el resto eran “los negritos” de África y “los chinitos” de Asía… cuyas “cabezas” salíamos a pedir un donativo la semana del Domund. (cierto ellos no merecen conocer la Verdad y salvarse)

Pero ya no es así. (hombre si quieres incumplir el mandato evangélico y perderte claro sí. Pero si quieres salvarte hay que hacer siempre lo mismo desde los Apóstoles; Mt 28,18-19) Y es importante caer en la cuenta de que nuestros niños conviven a diario con otras culturas y religiones, que tenemos que educarlos para la interculturalidad y para el diálogo. (más palabrejas “pogres”) ¿Y cómo hacerlo sin que a nuestros niños les parezca lo mismo todas las religiones? (¡Ja!, Ya lo decía monseñor Lefebvre: “no se dialoga con el error, no se dialoga contra el diablo”. Esa es ya su victoria. Y claro ¿cómo no van a creer que todas las religiones son iguales?) Porque el reto de la educación religiosa de estos niños es lograr su propia identidad creyente (y cristiana, en nuestro caso) y, al mismo tiempo, hacerles capaces del diálogo con otros, reconociéndoles todos sus valores, no sólo culturales sino también religiosos. El reto es ayudarles a ser creyentes desde la humildad, desde el saberse limitados como seres humanos y, por tanto, buscadores –junto con otros- de una verdad propia imposible de abarcar toda su hondura. El reto es rescatar a la Iglesia, salvarla de personas como esta que la están hundiendo en la confusión y el error. Es que los niños vuelvan a recuperar la inocencia, reciban los sacramentos, el catecismo, conozcan la doctrina bimilenaria cristiana y sepan que vocación tienen en la Iglesia para ser santos y santificar al resto convirtiendo y bautizando. “Ahora vemos como en un espejo” (1 Cor 13,12) (Los modernistas como los protestantes fuerzan la interpretación de las Escrituras a su gusto) El reto es superar la mera tolerancia (que a veces confundimos con indiferencia9 en aras del interés por el otro, por sus preocupaciones, por sus esperanzas y sus tristezas. El reto es educar en la apertura. El reto es educar en una Iglesia del diálogo, y no de la fortaleza. (repetiré lo mismo: hoy con el desierto de vocaciones que hay gracias a la complicidad de esta gente con el error, para deshonor de Nuestro Señor Jesucristo)

Como tantas otras cosas, esa educación no es cuestión de palabras ni sermones, sino de ósmosis familiar (los valores vividos en casa) y de testimonio: el de la identidad creyente cristiana y el de la apertura y el diálogo humilde, sincero y seguro. Cuestión de talante y postura ante la vida, cuestión de madurez personal y creyente. (resumen: corrupción de lo poco bueno que nos queda y corrupción de nuestros hijos, nuestra responsabilidad, que Dios nos ha dado para educarlos cristianamente) El reto del diálogo interreligioso (uno de los pilares de la revolución que destroza el mundo: Libertad del trilema masónico. El caballo de Troya que desmenuza el Magisterio) es, pues, sobre todo, un reto para nosotros mismos, los adultos. Nuestros hijos o nietos lo aprenderán de nosotros y con nosotros. (Cuándo Cristo nos pregunta: Tú ¿qué hiciste con los talentos que te dí?: corromperme y corromper al resto Señor. Por eso podemos preguntarnos sinceramente quién es el que tiene que ser educado en y para la interculturalidad: ¿ellos –los niños- o nosotros –los mayores-? ¿Y quién es el que de verdad está “en edad de crecer”?

José Luis Saborido Cursach S.J.

Bien, si usted es un amable lector de esta revista, denúncielo, si se está pensando subscribirse piénseselo. No podemos tolerar ya que se siga difundiendo errores y mentiras en nuestras Iglesias y pueblos. Hay que restaurar la verdadera doctrina y Fe católicas. Hay que restaurar el Santo Sacrificio de la Santa Misa, para que no se hunda la Iglesia y perezcamos todos ahogados.

Sancte Pius X Ora pro nobis

2 comentarios:

  1. Lo escrito en rojo me pone los pelos de punta...Hay que revisar las doctrinas y los ritos que tanto nos alejan de Jesus y su mensaje.La verdad no la tienen los que más se creen.

    ResponderEliminar
  2. Bueno pues es evidente que usted no es católico. Así que lea más atentamente TODAS las Escrituras y no sólo las que le interesan: "Salieron de entre nosotros; pero no eran de los nuestros.Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros.Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros." (I Jo II, 19) Dios le perdone por apostatar. Rezaremos por usted.

    ResponderEliminar


Gaudete, lecturas católicas para una vida católica