Santo Tomás de Aquino dedica en su opúsculo De Regno (l.2 c.7) un pequeño panegírico al oficio de agricultor (labrador dirían mis abuelos). Santo Tomás desarrolla los beneficios que este oficio aporta en la fundación y desarrollo de la ciudad (urbi). Lo más básico que es primera necesidad: el propio sustento de la población y su desarrollo. Resulta evidente que todo el mundo come y necesita comer.
Refiriéndose a una sentencia de Alejandro Magno tomada por Vitruvio:
“[…] sicut enim natus infans sine nutricis lacte non potest ali nec ad incrementum perduci, sic civitas sine ciborum abundantia frequentiam populi habere non potest.”[1]
Eleuterio Elorduy S.J. en su obra Santo Tomás y el tradicionalismo hace un pequeño resumen sobre las ventajas del “régimen rural” en especial lo concerniente a lo espiritual:
-Atractivo natural de la vida campestre.
-La estabilidad que ofrece el no tener que depender de los demás para el propio sustento básico: el alimento.
-La propiedad de la tierra y los bienes hace al hombre ligarse más intensamente con el suelo patrio.
Añadiendo a lo expuesto por el Doctor Angelicus, sin duda esta profesión es una de las más bellas que jamás el hombre haya podido desarrollar. Puede tener mucho de bucólico y sentimental lo que escribo, mas sigue siendo a pesar de la mecanización, un oficio enteramente católico como se refleja en multitud de perícopas bíblicas. Un cultivo tanto del cuerpo como del alma. Una alegoría de servicio a la patria por la transformación del paisaje, al explotarlo, sacar lo mejor que tiene conservarlo para poder transmitirlo a mis descendientes. Como mis padres me enseñaron, y así mis abuelos. Y los padres de mis abuelos y así sucesivamente hasta que perderse en la memoria de estos pueblos.
No son tiempos fáciles. A este gobierno no le interesa conservar una clase social que ha dado de comer a millones de españoles durante siglos. Que ha conservado y practicado en su mayoría
vivir en estas condiciones. Desde que nos las prometían felices entrando en
Mis padres y mis abuelos me han transmitido lo que ellos sabían, trabajo, amor a
hoy no parecen nada.
[1] así como un niño recién nacido no puede criarse ni crecer sin la leche de la madre, así tampoco puede fundarse y desarrollarse una ciudad sin abundancia de alimentos.
No sé cómo será en España, pero actualmente en Argentina, el oficio de Labrador ha desaparecido.
ResponderEliminarLo manejan grandes pooles inversores que arriendan las tierras a los propietarios (sino las han comprado ya) y ponen a trabajar en gran escala a una legión de ingenieros agrónomos.
Detrás de todo está, como siempre, el poder del dinero.
Y se hace por dinero.
Ya nada es lo que era.
Sdos. desde Argentina.
Muy bonito, me ha encantado.
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