lunes, 9 de mayo de 2011

El obispo de Segovia traiciona a la Iglesia y a la Fe en complicidad con los mahometanos


Parece que los del conciábulo de Añastro aprenden unos de otros y, como en todo soviet, se arropan entre si en sus maldades. El "buenísimo" de don Ángel Rubio Castro ya supera al horroroso Antonio Palenzuela en sus calamidades y no lleva ni cuatro años en la Cátedra de San Jeroteo. Es vergonzoso como ha colocado a lo más modernista y progresista al frente de la curia diocesana y ha dejado lo peor del claretiano Luis Gutiérrez. Verbigracia es don Domiciano (en la izquierda de la foto) un progresaurio de la diócesis que en sus afanes ecumenistas no sólo ya ha introducido a los mahometanos en las Iglesias y en la propia Santa Iglesia Catedral de Segovia para "rezar juntos" entre otras acciones ecumenistas.

Lo del obispo no tiene nombre. Bueno si lo tiene: la traición a Dios, a la mismísima Iglesia, su desposada virgen pura, que es custodia y defensora de la Verdad. Don Ángel omite en sus funciones. El obispo desiste de su vocación y de su cargo. Pacta con el error, alienta el error y mientras tanto lleva una diócesis a la ruina. Mejor dicho la acompaña en sus últimos momentos. La crísis la trajo el "alabado" Antonio Palenzuela.

La crónica nos la trae la propia web del obispado:

"El obispo de Segovia se hizo presente en la oración del viernes de la comunidad musulmana de Segovia, acompañado del vicario de pastoral Raúl Anaya y del director del Secretariado de Ecumenismo y diálogo interreligioso, Domiciano Monjas. En un ambiente de cordialidad y respeto Mons. Rubio asistió a la oración de mediodía, de la que destacó la numerosa participación y la presencia de hombres jóvenes en un día laborable. Al final de la misma el imán de la mezquita dio la palabra al Obispo, quien se dirigió a los presentes recordando la necesaria colaboración entre los creyentes de las religiones monoteístas. Citando al papa Benedicto XVI, afirmó que ”musulmanes y cristianos tienen que esforzarse hoy por ser conocidos y reconocidos como adoradores de Dios, fieles a la oración, deseosos de comportarse y vivir según las disposiciones del Omnipotente, misericordiosos y compasivos, coherentes para dar testimonio de todo lo que es verdadero y bueno, recordando siempre el origen común y la dignidad de toda persona humana, que constituye la cumbre del designio creador de Dios para el mundo y para la historia”.

Al final, y en un clima de sincero agradecimiento, el Prelado manifestó su disposición a la colaboración en las necesidades de la comunidad musulmana de Segovia."

A pesar de que el obispo le eche mucha cordialidad y respeto, nosotros bajo la tutela del Doctor Angélico en II- IIae, q. 33, a. 4º y con San Agustín en la regla "No os compadezcáis sólo de vosotros mismos, sino también de él, que corre mayor peligro cuanto más alto puesto ocupa" le respondemos rescatando aquí unas palabras de Su Excelencia monseñor Lefebvre (Carta abierta a los católicos perplejos, Buenos Aires 1986):

No es posible fundir principios contradictorios, eso es evidente; no se puede reunir la verdad y el error para hacer de ellos una sola cosa. Esto sólo es posible adoptando errores y rechazando parcial o totalmente la verdad. [...] la caridad mal entendida condujo a los cristianos a pactar con el error. [...] la Iglesia sería tan solo útil, ya no sería necesaria. Constituiría uno de los medios (de tantos) [...] El espíritu misionero se ha extinguido...

Ante todo lo hacemos por el bien del obispo primero, y de las ovejas a el encomendadas que las lleva por un camino de perdición. Don Ángel está negando la sentencia "Extra Ecclesiam nulla salus". Está negando que la Iglesia sea la verdadera religión para la salvación de los hombres, la única barca de salvación que existe, puesta por Dios con el sacrificio de Jesucristo en la Cruz. Nacida de su Sacratísimo Corazón traspasado.

El obispo con este acto admite, que la secta de los mahometanos sea una vía de salvación. Una vía para llegar a Dios y destacando la numerosa participación y la presencia de hombres jóvenes en un día laborable. Esto es lamentable. Hay que recordarle a Su Ilustrísima que dice el Silabo o que nos recuerda la Pascendi:

§ III. Indiferentismo. Latitudinarismo

XV. Todo hombre es libre para abrazar y profesar la religión que guiado de la luz de la razón juzgare por verdadera.

(Letras Apostólicas Multiplices inter, 10 junio 1851)
(Alocución Maxima quidem, 9 junio 1862)

XVI. En el culto de cualquiera religión pueden los hombres hallar el camino de la salud eterna y conseguir la eterna salvación.

(Encíclica Qui pluribus, 9 noviembre 1846)
(Alocución Ubi primum, 17 diciembre 1847)
Encíclica Singulari quidem, 17 Marzo 1856)

XVII. Es bien por lo menos esperar la eterna salvación de todos aquellos que no están en la verdadera Iglesia de Cristo.

(Alocución Singulari quadam, 9 diciembre 1854)
(Encíclica Quanto conficiamur 17 agosto 1863

[Dz 2915-2917]

Volviendo a las palabras de Mons. Lefebvre decimos con toda la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana en contra de la declaración Dignitatis Humanæ:

[…]esa dignidad (según la entiende el V2) la que daba fundamento a la libertad, la que le daba su razón de ser. El hombre podía adherirse a cualquier error en nombre de su dignidad; lo cual era colocar el arado delante de los bueyes, presentar las cosas al revés. En efecto, quien se adhiere al error pierde su dignidad y entonces ya no puede fundar nada sobre ella. Por otra parte, aquello en que se funda la libertad es, no la dignidad, sino la verdad: “La verdad os hará libres” [Io VIII,13] dijo Nuestro Señor.

¿Qué se entiende por dignidad? Según la doctrina católica, el hombre la obtiene de su perfección, es decir, del conocimiento de la verdad y de la adquisición del bien. El hombre es digno de respeto según su intención de obedecer a Dios y no según sus propios errores. Estos errores engendran indefectiblemente el pecado.

Monseñor Lefebvre aquí no dice nada nuevo sólo repite como un eco lo que siempre ha dicho la Iglesia católica.

Ahora el obispo se ha comprometido con el error. Ha fallado en su episcopado, en su vigilancia sobre la diócesis y sobre todo en el escándalo hacia sus feligreses. ¿Dónde está ese espíritu misionero? El de convertir a los mahometanos para que no pierdan sus vidas en el Infierno. ¿O es que el señor obispo no cree en el Infierno? No debe ser él, el primero en dar ejemplo a los católicos segovianos convirtiendo a los infieles a la verdad. El obispo desiste. Y ha pactado con la mentira. Es un escándalo. ¿Qué entiende el obispo por salvar almas?

¿Y él va a restaurar el clero y la religiosidad católica de la diócesis? Queriendo su ilustrísima ofrecer colaboración a los infieles. Así es como está malvendiendo la herencia católica de siglos con los enemigos de la Fe y la Sancta Religión. Por qué esas son las verdaderas necesidades de los infieles mahometanos y de los feligreses de esta diócesis. Y de todos los segovianos. Si quieren salvar sus almas. Amar al Dios verdadero que es Cristo encarnado, Segunda persona de la Santísima Trinidad y creer lo que siempre ha creído la Santa Iglesia Romana. Bautizandolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo. [Mt XXVIII, 19]. Infinitas almas a Dios escribía Calderón de la Barca…¡Ay! Dónde queda un doctor como don Daniel Llorente y Federico.

Éste será uno de los obispos con los que está en plena comunión el reverenciado Iraburu. Recemos por quienes animan y son cómplices de la condenación de las almas

Esperemos que el señor obispo no les invite a cochinillo. Eso le restaría puntos para que le declaren beato ahora que está tan tirado llegar a estos "títulos". La santidad y la salvación a disposición de todos en el Corte Inglés.

Sancto Hieroteus. Ora pro nobis
Sancti Fructo, Valentino et Engratia. Orate pro nobis


1 comentario:

  1. En dos palabras (como dijo aquel): Im-presionante.

    Resumiendo, diríamos que es, ni más ni menos, que el "espíritu de Asís".

    Pero no me imaginaba que se cometieran semejantes desatinos en Segovia, ni que el prelado fuera tan mentecato.

    En vez de esas condescendencias con el moro infiel debería darse una vuelta por El Cairo o por Bagdad, para animar a los cristianos perseguidos y hostigados por los hijos de Mahoma.

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