Aprobar una Constitución atea, ambigua y liberal. Aconsejar y favorecer que el Estado ya no sea católico. Alguna cabeza brillante ha pedido un referendum. Como bien nos decía José Antonio Primo de Rivera: "[...]esa farsa de las papeletas entradas en una urna de cristal, tenía la virtud de decirnos en cada instante si Dios existía o no existía, si la verdad era la verdad o no era la verdad, si la Patria debía permanecer o si era mejor que, en un momento, se suicidase."
Los medios supuestamente católicos y sus intelectuales de la derecha están tan corrompidos ya que no saben discernir con claridad. Dicen defender la Verdad, la Vida, a la Iglesia... a Cristo y lo único que hacen es distorsinar su rostro para sus lectores y oyentes, como un mosaico picassiano compuesto de la opinión personal de cada uno de esos supuestos paladines de la catolicidad.
La mediocridad como solución ante el mal, eso es la respuesta que ofrecen y mientras tanto Benedicto XVI capitulando ante los sionistas talmúdicos, los progresistas y entregando Ecclesia Dei en manos de Levada y Ladaria.
Sancte Ezechielis Moreno, ora pro nobis
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