Para afrontar y analizar esta situación, las Carmelitas Descalzas de Europa celebraron el pasado mes en Ávila el primer encuentro de su historia, donde se ha vuelto a poner de manifiesto la crisis vocacional acrecentada en las últimas décadas, informo hoy Efe.
Una nueva sociedad, que ha pasado de estar protagonizada por una civilización rural a una industrial supone para el director del Seminario Diocesano de Valladolid, Luis Argüello, el factor clave para estudiar la caída vocacional.
Según ha explicado a Efe, en la década de 1950 el centro que dirige ordenaba en torno a quince curas al año, mientras que ahora son “dos o tres” los seminaristas que tras culminar sus estudios de Teología deciden dedicar su vida al sacerdocio.
En 1959, las diócesis de las provincias que conforman la actual Castilla y León concentraban 4.615 sacerdotes diocesanos.
Ahora, entrado el siglo XXI, son aproximadamente 2.800, según los datos facilitados por la Conferencia Episcopal en base al último registro interdiocesano, de 2005.
Así como algunos de éstos ejercen labores fuera de su diócesis, en la Comunidad convergen también curas de otras zonas y un gran número de sacerdotes religiosos, que no pertenecen a las diócesis, sino a una comunidad o congregación, como los jesuitas y los marianistas.
Números similares al de Valladolid se manejan en el Seminario de Burgos, que ordena a “uno o dos” sacerdotes cada año frente a los veinticinco de 1959, según el rector del centro, Fernando Rodríguez.
En este sentido, y teniendo en cuenta la actual implantación social de la Iglesia, Argüello considera que la disminución de nuevas vocaciones no ha sido tan grande y ha llegado a estancarse.(bueno eso lo dice él la realidad es dramática como recordó el obispo de Segovia)
Eso sí, ahora el trabajo de cada sacerdote es mayor, pero también lo es el compromiso de los cristianos con las tareas diocesanas y sociales en la comunidad católica.
Y es que más allá de la dedicación sacerdotal, “el número de personas que deciden comprometerse con labores religiosas ha crecido mucho en estos años”, ha observado el director del seminario vallisoletano, ya que a modo de ejemplo, si a mediados del siglo XX “la gente que participaba en la Eucaristía era el sesenta por ciento de la población y ahora el veinte”, de éstos últimos el porcentaje que se vincula a tareas religiosas como la catequesis y la ayuda al párroco, es mayor.
Esta tónica de convicción religiosa parece producirse también entre los más jóvenes, ya que en torno al cincuenta por ciento de los estudiantes del Seminario Menor de Burgos, donde se imparte la educación secundaria y el bachillerato, deciden continuar con los estudios teológicos en el Seminario Mayor.
Las diócesis de Burgos y León son las que más sacerdotes diocesanos aglutinan, con 498 y 351, respectivamente en 2005, mientras que las de Osma-Soria y la de Ciudad Rodrigo -la más pequeña de España- son las menos prolijas, con 144 y 83, respectivamente, en el último año.
El futuro a medio plazo, con un presente en el que la media de edad de los sacerdotes se sitúa entre los sesenta y setenta años, viene por el “estancamiento”, pero según el representante del seminario vallisoletano “hay un renacer de nuevos llamamientos”.
“Tanto en la sociedad como en la Iglesia se precisa generar un ambiente de personas que cultiven no sólo sus derechos, sino también sus obligaciones y su responsabilidad con el común”, ha añadido Argüello.
En Palencia la falta de vocaciones ha llegado incluso a los monaguillos, lo que impulsó el pasado año a publicar un cómic en el que se narraba la historia de un niño que se interesaba por serlo.
En el lado femenino, el número de religiosas profesas, tanto las de vida contemplativa como las que se dedican a otras labores educativas o sociales, en los últimos cincuenta años se han perdido más de 1.800, hasta situarse en las 6.418.
Uno de los pocos conventos de la zona que rompe la tendencia de despoblación monacal es el de las Clarisas, en el Monasterio de La Ascensión de Lerma (Burgos), donde mujeres procedentes de diferentes lugares y profesiones llegan a sus puertas para cambiar de vida.
Aunque reconocen estar “de moda”, como ha explicado a Efe una de ellas, las Clarisas de Lerma hicieron hace varios años un pacto: no tener nada que contar y alejarse de cualquier foco mediático, que nada tiene que ver con su vida.
Fuente: EFE
Nota: les hemos agradado la vista con una colección de los ejemplos que nos podemos encontrar en las diócesis de Castilla y León como sacerdotes. En este caso los sacerdotes son de Burgos pero les pudiere asegurar que si les dijere a ustedes que son mis parientes los del pueblo, se lo creerían y me quedaría tan ancho. ¿Dónde queda ese rasgo de distinción que son los simbolos externos?.
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